Reventador con amarillito



Habiamos decidido regresar al hotel, llevavamos 5 horas y el volcan no se dejaba ver. La opción fue comprar una botella de amarillito y esperar hasta que sean las 4 o 5 de la mañana y contemos con mejor suerte, la primera botella nos acabamos en una vulcanizadora, la segunda despues de tener la foto, en la curva los gritos, !ahi esta!, !pugta el tripode!, el tripode no quiso beber esa noche y se habia quedado en el hotel.

paúl navarrete